De juguetes y libros a escudos y bombas

Esto lo escribí en el 2017.

Actualmente en Venezuela, existe un movimiento auto proclamado de resistencia, al cual pertenecen, en su mayoría, jóvenes menores de edad o no mayores de 25 años. Ver a un niño vestido con ropas sencillas, acondicionado para lo que él cree ya es la guerra, da una sensación de impotencia, rabia y algunas veces se siente orgullo.

Comencemos por lo último, orgullo, orgullo porque son más valientes que yo que estoy frente a esta computadora mientras ellos se están enfrentando a un despliegue terrorífico de policías sin control. Rabia, porque ellos no tienen por qué estar defendiendo una libertad que es de todos, dónde están los adultos de este país? y aquí viene la impotencia, yo a su edad, en otro tipo de gobierno, estaba preocupada porque no tenía buenas notas o que me perdiera un capítulo de la serie de tv de moda, por qué ellos no tienen esa misma bendición?

Tal vez nos podemos hacer más preguntas, como por ejemplo: por qué permitimos que ellos estén en el frente de batalla, contaminándose con bombas lacrimógenas, un chorro de agua que los debilita o hasta la muerte? Por qué la gente les da un casco y un escudo? por qué no les dan lecciones de democracia? Por qué mejor los educan con valores morales y éticos que los harán venezolanos honorables y no repitan los comportamientos que nos llevaron a esta situación tan nefasta.

Porque al final también hay una cruel verdad y es que muchos de esos niños, son niños de la calle que por primera vez en mucho tiempo son reconocidos en la ciudad, la gente los reconoce al pasar entre ellos en las marchas uniformados de guerra, porque les llevan comida, ropa y tienen la atención que nunca les prestamos en otras ocasiones.

Porque cuando se acercan mientras tú comes, los ignoras o les das algo de dinero, no porque los quieres ayudar, si no porque no quieres que te recuerden que en la vida hay miseria.

Aquí no hay culpables, solo hay realidades que se encontraron y situaciones que convenientemente convergen para enseñar, quiero creer que sea lo que sea, nuestro sentido común se está acercando más a nuestra humanidad y no a nuestro lado más primitivo y salvaje.

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